domingo

Mario Benedetti


        Don Mario tiene el rigor de la honesta sencillez. Tiene en las manos una clase muy concreta de palabras: las palabras que, recogidas en un cesto, se llevan alegremente hacia el río para lavarlas muy temprano, casi con la alborada. Después se dejan secar al sol, bien tendidas sobre una cuerda -a la manera en que luego no precisan ser planchadas-, y resultan tan limpias y tan vibrantes que es natural sobrecogerse acariciándolas luego, cuando asoman por las entretelas del paladar. Don Mario arregla despacio el mundo de esta hermosa manera: dotándolo de su belleza primera, la que existía en cuanto queremos decirnos, o debe decirse fieramente aunque sea, derechamente y sin titubeos ni pellizcos, porque merecemos comunicarnos de verdad. Este gigante uruguayo, afectuoso, benditamente tierno, nos hizo un servicio muy especial: nos devolvió el susurro, o lo que es lo mismo, la posibilidad de susurrarnos con franqueza, con poesía, con certezas y con intensidad.




Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.

                        




Un regalo para los que amamos su forma de recitar:



4 comentarios:

  1. Comienza con las letras que se juntan en juegos endemoniados en el móvil, salpicaduras en la mesa, risas varias y abrazos, caricias e intimidades sin fin.

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