sábado

Mark Strand




                                                     La noche, el porche

Mirar fijo el vacío es aprender de memoria
el lugar hacia donde seremos arrastrados,
 y desnudarse al viento es sentir lo inasible
en algún lugar, cerca. Los árboles se pueden
agitar o estar quietos. El día o la noche pueden
ser lo que quieren ellos. Lo que deseamos, más
que una estación o un clima, es la comodidad
de ser extraños, aunque sea para nosotros.
Ése es el quid de la cuestión. Incluso ahora
pareciera que estamos esperando algo,
que con su aparición se esfumara. El sonido
de unas hojas que caen, o quizá de una sola,
o menos, todavía. Lo que hay para aprender
es infinito. El libro nos dice todo eso
pero jamás fue escrito con nosotros en mente.
                                                                         (Traducción de E. Z.)




2 comentarios:

  1. Mark Strand impresiona y deja huella. Me gusta especialmente su sencillez a la hora de expresar lo que siente, que surge casi como con una aparente frialdad, un pensamiento, que se va desarrollando lentamente hacia lo sensitivo y culmina en lo extraordinario, para regresar a su hogar primitivo: su mente... En otro momento le volveremos a traer. Gracias por comentar, querido anónimo.

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