Miguel Hernández tiene el verbo fiero, y un eco de tal envergadura que rasga el alma. De muestra, un botón:
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
Un corazón desmesurado todo lo abraza y funde...aunque sea a través de la palabra
ResponderEliminarTengo que hacerle un homenaje al maestro Miguel, aunque sea modesto. Qué grande ES. Gracias por comentar, amiga mía.
ResponderEliminarEra, ES, realmente un rayo que no cesa, la voz del pueblo, y la de la pasión, la lealtad a los principios. Mi admiración es también desmesurada. :)
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