jueves

Tercero

Se prometía una adaptación suave,
con alguna -o algún- pendiente, una duda tal vez, 
un titubeo impreso en el nuevo pilar de los días...
La clásica inseguridad.
Pero se desplegaba como un abrazo que regresa a buscarse.
Sabes de lo que hablo, gorriona de mediodías:
un abrazo que surge sincero y sencillo y... sentido,
pero lleva escondida una avalancha.
Surge sincero como la exhalación que precede a la sonrisa;
brota del corazón ese aliento 
y tiñe suave los labios que se estiran.
Sencillo como el rocío que se extiende sin alardes,
y reposa, aguarda, besa, nutre, ama, alberga.
Sentido como un pétalo afirma la flor.
La evidencia es el perfume, 
pero el pétalo concentra la ofrenda
en un sólo acto de belleza.
¿Quién sospecharía que crecería 
como montaña o abismo, 
talud, piélago, vastedad? 
Ahora que oigo el declinar de la cresta
que ha emergido para engullir el mar entre nosotros,
sé que es inevitable la demolición o el reencuentro.
Pero ésto no te diré,
porque eres inseparable del punto 
en que mi alma tiene la costura conmigo.

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