viernes

Julio Cortázar







       Julio Cortázar se asoma al mundo por la rasgadura de un interrogante. Éso me sugiere la foto, a poco más de un mes de contar el número 98 en años desde su nacimiento, un 25 de agosto. Honraremos entonces a Cortázar, al genio, al larguirucho de mirada intensa. Hoy haremos un trabajo menor, reflejaremos solamente una huella adelantando un brillo de las estrellas que lucirán entonces, aunque realmente no las conozcamos hasta esa noche. Así sucede con la eternidad: se revela en frente del instante, en fragmentos deconstruídos que sabemos unir con más o menos acierto y lo demás... le pertenece al misterio. Don Julio escribía desescribiendo; así trataba de reunir esa figura desintegrada en mil imágenes sueltas ofreciendo el recipiente de sus textos no como un libro, sino como un mapa figurativo en el que cualquiera puede perderse en busca de algún vestigio de lo real. El ser humano, soñador o vigía, no lo tiene fácil para separar lo claro de lo oscuro incluso en un mundo lleno de polaridades y contrastes. Para él la ceguera es lo único evidente... He leído algunas cosas sueltas a los estudiosos de su poesía: hablan de Mallarmé y de Keats; del lirismo de Petrarca en el primer libro de Cortázar, cuando firmaba como Julio Denis; y de un intento por rescatar el orden en el caos del big bang de la literatura latinoamericana. No sé si estoy de acuerdo. Lo que sí sé es que Cortázar me sacia y, al mismo tiempo, me deja con una sed de idéntica estatura, y que ambas sensaciones se congregan alrededor de mí y me advierten de las infinitas posibilidades de observar el mundo a través de otra lente, con otras claves, aplicando el pulso sobre diferentes resortes... No en vano el genio disfrutó tanto de la fotografía. Disfrutemos todos también de su obra, que no nos dejará indiferentes.



El poema "Los Amantes" en la voz del autor



Los amantes


¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanecen los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


* * *



Rayuela. Capítulo 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.












4 comentarios:

  1. "Tálita descubrió la dignidad de la cerilla"

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  2. ¡Una entrada completísima!
    Apuesto a que a Cortázar le gustaría mucho.
    Sólo los amantes solos, lo demás desaparece...

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    1. Bel, ya sabes que de Julio a Cortázar contigo, y gracias a ti:
      http://laly-belula.blogspot.com.es/2011/02/conservacion-de-los-recuerdos-julio.html

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  3. La entrada ha quedado genial, llena de ti, de tu impresión, de tu sombra, jajaja. Amantes... ¡Qué suerte ser tu amante y amada! No lo cambiarían por nada. Recorriendo el pelo, insuflando el soplo, el espiritual, el sensible, el emocional ¡y todos los demás!
    De nuevo: gracias!

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