Poco puedo decir de él, pues para mí es un conocido muy reciente. Y no le conozco más que algunos poemas sueltos llenos de fuerza y de blancos resplandores, como si sus palabras emitieran una luz repentina o severa, de sólida claridad. Veréis que los versos respiran como una bujía o un faro e incitan, incendian, atraviesan la oscuridad como un cuchillo incandescente y que, alternativamente, revelan también la ceguera, un pozo donde la fragilidad de ser hombre se convierte en la ofrenda de la noche y el día.
Amor
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
Estar en ti
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.
Le preguntaron su palabra favorita: "Tú" -respondió
Madre mía!!!
ResponderEliminarQué pedazo de entrada!!!
TÚ
:D
¡Gracias guapísima! Me ha costado un poquito, la verdad, porque apenas he leído sus poemas. Tengo impreso en mí uno sólo de sus versos: "Ávida vena, dame tu cordel", que cita Mestre en el poema de las Bienaventuranzas... Uno sólo, que lleva removiéndose dentro de mí con tanto acierto como esa luz de un faro, iluminándose cada tanto, cegándome cada tanto.
Eliminar¡Un beso!
Amor, entra. Todas las puertas están abiertas.
ResponderEliminarCon tu permiso...
EliminarPerfecta descripción, es como si hablesen los sentidos:...y casi no se más
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