Juan de Tassis y Peralta, II Conde de Villamediana, Correo Mayor y Gentilhombre del reino, libertino, mujeriego, crápula, dos veces desterrado y asesinado impunemente en la calle Mayor de Madrid, la noche de un domingo de agosto en 1622. Destacó en todo lo brillante y lo nefasto. Culto, inteligente, mordaz y pesimista, vivió como nadie los claroscuros de la condición humana, el día arrebatador y la noche licenciosa: "Sépase, pues ya no puedo/ levantarme ni caer/ que al menos puedo tener/ perdido a Fortuna el miedo."
Determinarse y luego arrepentirse;
empezar a atrever y acobardarse;
arder el pecho y la palabra helarse;
desengañarse y luego persuadirse.
Comenzar una cosa y advertirse;
querer decir su pena y no aclararse;
en medio del aliento desmayarse,
y entre el amor y el miedo consumirse.
En las resoluciones detenerse;
hallada la ocasión no aprovecharse,
y perdido de cólera encenderse.
Y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de amor; no hay que espantarse,
que todo del amor puede creerse.
empezar a atrever y acobardarse;
arder el pecho y la palabra helarse;
desengañarse y luego persuadirse.
Comenzar una cosa y advertirse;
querer decir su pena y no aclararse;
en medio del aliento desmayarse,
y entre el amor y el miedo consumirse.
En las resoluciones detenerse;
hallada la ocasión no aprovecharse,
y perdido de cólera encenderse.
Y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de amor; no hay que espantarse,
que todo del amor puede creerse.
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